La cuestión es que el video no tiene nada del otro mundo, pero es que de pronto ver la continuidad de las vidas de los concursantes de un reality ya finalizado me ha dejado un poco tieso. Estoy acostumbrado a que cuando se acaba se acaba, como canta Pastora Soler y una vez acabado los ves comprando el pan en la calle o despellejando a otro concursante en la Noria.
Pero he tenido un momento de irrealidad, he viajado "perdido" en el tiempo, y en el mismo lugar donde vi un encuentro artístico, revivo año y medio después un desencuentro amoroso. No tiene que ser bueno, para la mente digo, vivir tanto tiempo encerrado, sobretodo siendo tan jóvenes, los danzarines estuvieron cuatro meses encerrados el año pasado, y ahora vuelven a estarlo en el mismo entorno, desquiciar tiene que desquiciar, por mucho que te guste el baile y dar volteretas.
Será cierto que la vida que ofrecen las cuatro paredes de esos concursos de telerrealidad enganchan, ¿Te sentirás dentro, más libre que fuera? Hay que tener en cuenta que los problemas (salvo los de convivencia) no existen en la academia...
Desde luego éstos son bailarines jilgueros, felices bailando en la jaula en la que se les da de comer, como el canario que canta feliz a un exterior en el que seguramente no sobreviviría.

No hay comentarios:
Publicar un comentario